Sky is not the limit [Crossover (?)]

SKY IS NOT THE LIMIT
CAP 1

-Jun, arriba, ¡hora de levantarse!

Me levanté dando un brinco en la cama y mi corazón latiéndome con fuerza. Un sueño vívido sin duda. Me tiré en la almohada aun asustado y entonces recordé que era el gran día.
El gran día en el que por fin entraba a la preparatoria. Me bañé, desayuné y me vestí con el uniforme nuevo que olía a recién lavado y recién planchado, me anudé el corbatín de rayitas en el cuello, me eché la mochila con dos libros en la espalda y me salí corriendo a la escuela.
A mis 15 años, creía que la vida la tenía en la palma de la mano. Me equivocaba. Aún faltaban muchas cosas por vivir.

Corrí a la escuela donde todo era nuevo. Compañeros nuevos, maestros nuevos, escuela nueva, temas nuevos...no podía evitar sorprenderme. Como siempre, el primer día, Jun fue el rechazado social, todos parecían conocerse mientras realmente lo era todo nuevo para mí y no pensaba hablarle a nadie tan pronto. Obviamente nadie me habló tampoco a mí que me recluía en las bancas traseras de los salones de clases, así que tuve que volver solo a casa.

Cómo agradezco mi timidez y mi rechazo.

Encontré una tienda de equipos musicales cerca de la preparatoria lo que me hizo enormemente feliz, y decidí ir a echar un vistazo a los micrófonos y adaptadores saliendo de la escuela mi primer gran día, después de negarme a que mi madre me recogiese. Ya estaba suficientemente grande para cuidarme solo y sabía muy bien lo que hacía.
Qué equivocado estaba.
La cosa es que necesitaba un buen micrófono para la banda con los muchachos, en la que yo era el vocalista, así que sin duda fui a buscarlo y hacer cuentas para saber cuánto debía ahorrar para comprarlo o cuántas galletas tendría que vender para conseguirlo. Una vez dentro comencé a buscar lo que necesitaba perdiéndome también entre tanto aparato, pero mi aventura fue interrumpida por una hermosa canción que se escuchaba en la tienda, interpretada en un piano. Era sin duda la pieza más bella que había escuchado en mi vida, tenía tanto sentimiento, era tan melancólica, tan hermosa y tan precisa...
¿Quién estaría tocando de esa forma en una tienda de música? Me acerqué y vi una masa de gente que se amontonaba en un lugar, de donde provenía la música. Sólo quería ver quién estaba tocando. Sólo eso, debía felicitarle jamás una canción había tocado mi corazón de esa forma.
-Toca precioso...
-Divino..
-¡Qué bello es!

Moría en la curiosidad y cuando la pieza terminó y la persona se levantó y por fin pude mirar a la persona que estaba interpretando tan hermosa melodía que guardaría en mi mente, en mi corazón y en mi alma, quedé inmediatamente prendido de él.
Era un bello hombre esbelto, alto, vestido en ropas lujosas, de un porte fino y elegante, una hermosa piel blanca, que lucía tan tersa y perfecta, unos ojos grises profundos, hermosos, muy fríos pero a la vez muy cálidos, y un cabello largo, rubio y rizado que le llegaba casi a la cintura. ¡Qué bello era...! Me quedé sin aliento cuando lo vi y estuve admirándolo por unos momentos, minutos tal vez hasta que comencé a sentir la necesidad de acercarme a él. Definitivamente me había quedado completamente prendido de él y no me iría sin una sonrisa suya y sin saber su nombre. Tenía que hablarle, tenía que ir a él fuese como fuese. Tenía que decirle que era bellísimo, que la pieza interpretada era aun más bella que la más bella de las sinfonías jamás compuestas que...

Lo alcancé hasta la salida. Iba dando pasos largos y ligeros, muy agraciados y finos y sobre todo muy rápidos. Corrí a él esquivando a un mundo de personas, sin importarme los codazos y los pisotones y lo alcancé, sujetándolo del saco y jalándolo un poco para llamar su atención. Él volteó entonces distraído y al ver su rostro tan cerca me di cuenta de que era un verdadero ángel, tenía una belleza excelsa. Pero algo sucedió cuando él me vio, porque su rostro cambió de un semblante muy serio y algo distraído y perdido a una hermosa sonrisa sincera y se detuvo, agachándose a quedar a mi altura, que en ese entonces era un niño de no más de 1.55 m.
-¿Cómo te llamas, pequeño?- me preguntó él con la más hermosa, suave y varonil voz que escuché jamás, haciéndome sonrojar inmensamente.
Yo miraba sus ojos brillantes y bellos sin poder despegar mi mirada de ellos y él correspondió, sonriendome de nuevo de una forma impresionantemente bella, haciéndome sentir escalofríos por la espalda y una temblorina en mis manos incontrolable.
-S...soy...J...Jun...- le dije tartamudeando y con una voz muy bajita, mirando sus ojos aun que me habían cautivado por completo.
-¿Jun?- sonrió aún más y me acarició el cabello.-¡Qué lindo nombre tiene este angelito!- sonreí muchísimo cuando me dijo angelito sintiendo que Cupido me flechaba, y fue entonces cuando me di cuenta que él era ya un adulto, sintiendo al instante siguiente una punzada muy aguda de dolor en mi corazón.
-¿C...cuál...es...s...su nombre...?
Me sonrió de nuevo y fue entonces cuando conocí el nombre más hermoso que los ángeles mismos han escuchado, y que la gloria ha tenido entre sus manos.
-Kamijo.

Kamijo.
El nombre del hombre que me enamoró por completo. No sé cómo pasó, no sé cuando fue. Sólo sé que cuando reaccioné, él ya no estaba ahí. Yo estaba a la mitad de un montón de personas pisándome, empujándome y codeándome, perdido, perdido en la imagen de aquel que me había robado el corazón y el aliento. Quise buscarlo, quise saber a dónde había ido, sin éxito.
Y de nuevo, Jun estaba solo, perdido, abandonado. Como siempre...

...hasta que metí la mano en la bolsa del pantalón cuando me lo quité para echarlo a lavar. Encontré un papel que parecía antiguo, escrito con una hermosa letra garigoleada negra, con tinta de esas de plumas de ganso, y cuando lo abrí mi corazón saltó de alegría gritando de felicidad y emoción.
"Kamijo", decía el papel y una dirección apuntada. Al día siguiente saliendo de la preparatoria (donde por cierto no había pasado nada, sólo mi incomprensión hacia las matemáticas) me dirigí ahí. Era un edificio muy alto, unos condominios lujosos, a los que me metí con algo de miedo y subí en elevador hasta el piso que estaba anotado.
Toqué el timbre en el departamento que decía y fue entonces cuando volví a verlo vestido igual de elegante que el día anterior. Frente a mí, estaba la criatura más bella del universo, sonriéndome y al parecer esperándome: ahí estaba Kamijo.

Continuará...

El hermoso ángel me miró con esa sonrisa tan cálida.

-Pequeño...¡has venido!
-A...así...es...
-Pasa, pasa- me abrió la puerta y me dejó pasar adentrándome yo a su hogar, sentándome en la sala ignorando por completo protocolos sociales. Él cerró la puerta y me miró muy acomodado en su sala, riéndose.
-Disculpad por haberme ido tan rápido ayer. Sé que vos querías hablar de algo... pero bueno tenía algo de prisa y...
Sonreí y asentí con la cabeza.
-¿Qué querías decirme, pequeñito?-volvió a preguntarme con esa voz suave, abrigadora y tranquila.
-Que...Quería felicitarlo por tan hermosa pieza, señor Kamijo... -sonreí y me sentí más tranquilo aunque aún moría de nervios, y su mirada era tan cálida y penetrante, sus ojos tan hermosos, y él tan bello y seductor...-...me...hizo... vibrar...
-¿Vibrar?- él me miró y me sirvió un poco de té en una tacita. -¿Qué sentiste cuando la escuchaste exactamente, Jun?
-Yo... -cerré los ojos y tomando un poco de té, recordé esa pieza tan hermosa que me había causado: -alegría, pero tristeza. Melancolía, ira, coraje, mucho amor... mucha compasión, piedad, perdón, y a la vez...tanto odio...
Kamijo me miraba como analizándome sin notarlo siquiera. Sólo estaba siendo honesto con él, con el que me había robado el aliento y el corazón. No podía ser de otro modo, además de que jamás he estado acostumbrado a mentir.
-La entendiste- fue lo único que me dijo haciéndome abrir los ojos y mirarlo como preguntando, nuevamente tomando del té tan delicioso que me había servido.-No te preocupes. Eres el primero en siglos que lo hace. Eres un niño muy especial- sonrióme inmensamente de una manera bellísima y me sonrojé muchísimo.
No me había dado cuenta ni de que había dicho "siglos" ni de que él también se había sonrojado levemente, señal de que se había quedado prendido de mí así como yo de él y lo interpreté como ternura por la inocencia de mis años.

-Jun.
-¿S...sí?
-Vamos por un helado- me dijo sonriendo y levantándose del asiento, estirando su mano hacia mí.-Venid, no tengas miedo. Jamás os haría daño, lo prometo.
Tomé su mano sin dudarlo y le sonreí. Me llevó por un helado y me mostró hermosos jardines, que me hicieron pensar en la bola de maravillosas cosas que aún no conocía y comenzó a hablarme de él, de lo que hacía, de lo que se dedicaba y a hacerme preguntas banales sobre mi escuela, mi familia, mis amigos y mi banda.
Entonces hice la pregunta que habría de lastimarme, habría de herirme por completo.
-¿Usted...es...casado?
-No, eso no-sonrió y me abrazó de los hombros. Tímidamente coloqué mi mano en su espalda, como correspondiendo un abrazo delicadamente y que casi lo notara, aunque sé que lo hizo porque se sonrojó levemente.
-¿Y tiene...novia...?
Guardó silencio y bajó la mirada.
-Algo así. Soy muy feliz a su lado, ¿sabías, angelito?
El que guardó silencio después fui yo y miré el helado con un dolor inmensísimo, un dolor como jamás había sentido. Sentí tanta tristeza, tanta soledad, que de ser posible hubiera buscado la forma para borrarme del planeta en ese mismo instante.
-Eso...es muy bueno- sonreí falsamente aunque se veía muy verdadera esa sonrisa- por favor...sea muy feliz -intentaba ocultar esas lágrimas internas, ese desgarramiento total que había sufrido mi persona.
-¿Y tú...?
Lo miré.
-Sí. -contesté.
-¿Le amas?
-S...no.
-¿S...no...?
-No realmente. Aunque se lo diga. Estoy esperando sólo a...ese ángel...

A ese ángel que ya tenía a otra persona. A ese ángel que se llama Kamijo.

Rió entonces.
-Está más cerca de lo que piensas, Jun- nuevamente se detuvo y se agachó hasta quedar a mi altura, mirándome con una hermosa sonrisa y me acarició la mejilla.-No busques, podría estar frente a tus narices sin darte cuenta de eso.
Qué razón tenía. Estaba frente a mis narices, y comenzaba a darme cuenta de ello. Estaba hincado frente a mí, sonriendo y mirándome.

Y una vez más me perdí en su mirada, en su sonrisa, en ese hermoso hombre frente a mí, en ese hombre que me estaba acariciando, que me sonreía, que me había llamado pequeño, ángel, Jun... en el hombre que me había herido pero también me había enamorado por completo, en aquel hombre en el que no podía dejar de pensar, en ese hombre que se había quedado con mi corazón entero y me había robado el aliento, en aquel hombre... que cuando me volví a dar cuenta...
...estaba solo de nuevo...

-Kamijo...